La
brecha digital es probablemente uno de los primeros conceptos con que se inicia
la reflexión alrededor del tema del impacto social de las tecnologías de
información y comunicación (TIC). Desde entonces se percibe que estas tecnologías
van a producir diferencias en las oportunidades de desarrollo de las
poblaciones y que se establecerá una distancia entre aquellas que tienen o no
tienen acceso a las mismas.
Desarrollo y solidaridad digital
Para hacer una revisión histórica del concepto hay que recordar
que, en general, la relación entre tecnología y desarrollo ha sido muy
frecuentemente percibida como una relación lineal. Inclusive, en los años
60-70, se propiciaron - al menos en Latinoamérica - una gran cantidad de
programas nacionales con el apoyo de los organismos internacionales y
bilaterales orientados a la “transferencia tecnológica” de los países
desarrollados hacia los países pobres. Aunque en esta ocasión se referían
principalmente a la transferencia tecnológica orientada a la producción
industrial ya se suponía que la disponibilidad de tecnología produciría
desarrollo.
Cuando, alrededor del año 1978, en los países ricos se dio el auge
del desarrollo informático se discutía sobre el impacto de esta tecnología en
el desarrollo. Con este propósito la UNESCO crea un organismo
intergubernamental de informática (IBI) cuyo propósito es crear las condiciones
para que los países pobres lograran su crecimiento informático y con eso se
redujera la brecha con los países ricos. Es entonces desde la informática y no
necesariamente desde la expansión de la Internet que se comienza a construir el
discurso sobre la brecha digital.
Los
tres aspectos de la brecha digital
También se posiciona en este evento de UIT que la brecha digital
está basada en aspectos de acceso pero también en los relacionados con el uso
de las TIC. Se proponen tres tipos de brecha digital: la de acceso, basada en
la diferencia entre las personas que pueden acceder y las que no a las TIC ; la
de uso, basada en las personas que saben utilizarlas y las que no ; y las de la
calidad del uso, basada en las diferencias entre los mismos usuarios.
Como puede deducirse, el concepto de brecha digital se ha
modificado a través del tiempo. En un principio se refería básicamente a los
problemas de conectividad. Posteriormente, se empieza a introducir la
preocupación por el desarrollo de las capacidades y habilidades requeridas para
utilizar las TIC (capacitación y educación) y últimamente también se hace
referencia al uso de los recursos integrados en la tecnología. Así, el concepto
de brecha digital incorpora los siguientes enfoques básicamente:
a) El enfoque hacia
la infraestructura: o sea, la posibilidad/dificultad de
disponer de computadoras conectadas a la red mundial. Esto incluye también el
problema de servidores y de backbones. De hecho, los países del sur siguen
dependientes de los equipamientos del norte.
b) El enfoque hacia
la capacitación: es decir, la capacidad/dificultad de usar
estas tecnologías. Se empezó a contemplar que también existe una diferencia
relacionada con las habilidades y capacidades para utilizar adecuadamente la
tecnología y no solamente con la posibilidad de disponer de computadoras. En
este sentido, se comienza a desarrollar el concepto de alfabetización digital
relacionado con el de brecha digital.
c) El enfoque hacia
el uso de los recursos: se refiere a la limitación/posibilidad
que tienen las personas para utilizar los recursos disponibles en la red. En
los últimos tiempos, se ha integrado en el concepto de brecha digital las
posibilidades de utilizar la tecnología no solamente para acceder a la
información, el conocimiento sino también a un nuevo modo de educación y para
aprovechar de las “nuevas oportunidades” como el desarrollo de los negocios, la
atención médica en línea, el teletrabajo, el disfrute de nuevas formas de
entretenimiento y ocio.
Basados en estos elementos, muchos de los organismos
internacionales han definido una política de desarrollo orientada a la
reducción de la brecha digital. Sin embargo, a pesar de la evolución en el
concepto, se enfatiza principalmente en el desarrollo de la infraestructura
tecnológica. Las inversiones y las políticas nacionales para la reducción de la
brecha digital siguen orientadas principalmente hacia el desarrollo de la
conectividad.
Una de las mejores maneras de concretar la comprensión de un
concepto es la forma en que este se le valora. En este sentido, las más
importantes mediciones de la brecha digital (e-readiness, UIT) están
relacionadas con el grado de masificación del uso de las TIC entre países,
regiones, grupos o personas y se mide por variables como la disponibilidad de
computadoras, la densidad telefónica y la velocidad de acceso por persona.
Los imaginarios políticos de la brecha digital
Es importante visitar estas definiciones porque son referentes
para la conformación de las políticas nacionales de tecnología. Primero tenemos
que tomar en cuenta el hecho de que, vinculados a la brecha digital, se mueven
varios imaginarios sobre los cuales proponemos reflexionar. La diferencia en el
acceso a las tecnologías incrementará las diferencias sociales ya existentes.
a) La ilusión de la relación causa-efecto
Uno de los aspectos más delicados en la comprensión de la brecha
digital es la relación de causalidad que subyace en propuestas como la del
sitio de CMSI. “Se ha hecho cada vez más grande la brecha que separa el
conocimiento de la ignorancia y los ricos de los pobres, tanto dentro de cada
país como entre países”.
En las definiciones se establece una relación directa entre el
acceso a la tecnología y las oportunidades de desarrollo (determinismo
tecnológico), expresadas en mejores condiciones de bienestar, reducción de la
pobreza y mejoramiento de la calidad de vida. De la misma manera se establece
lo contrario, es decir que un menor acceso a las TIC implicará mayores
dificultades para mejorar las condiciones de vida. Sin embargo, esta relación
causa-efecto no se explica y las consecuencias positivas y negativas que se
producen directamente del acceso a la tecnología aparecen como una solución
mágica.
Esta explicación causal implícita en el concepto oculta la
complejidad de la brecha digital y la posible relación entre la incorporación
de las tecnologías en las dinámicas sociales y la transformación social que
implica.
Para los grupos sociales que posicionan un nuevo entendimiento de
este concepto, los factores que pueden potenciar el uso de la tecnología como instrumento
de desarrollo son diversos, complejos y tienen interrelaciones entre sí que
dependen del contexto, la cultura y la historia del grupo en el que estas se
incorporan.
Entonces, se puede decir que las tecnologías de información y
comunicación pueden ser un elemento que potencia del desarrollo, pero hacer
efectivo este potencial depende de aspectos organizativos, de desarrollo de
habilidades y capacidades, de acciones de integración dentro de la identidad
cultural y social del grupo, de modificación de procesos sociales, entre otros.
Cuando un grupo social se apropia de la tecnología, es capaz no
solamente de usarla para transformar sus propias condiciones de vida, sino que
la transforma a ella misma por medio de procesos de innovación tecnológica con
identidad social.
b) Los “incluidos” de la sociedad de la información podrán participar en la
construcción de una “nueva sociedad”
Las TIC serán un elemento dinamizador fundamental en la sociedad.
Por consiguiente quienes, individual y colectivamente, logren desarrollar la
infraestructura y las capacidades para utilizarlas serán privilegiados, tendrán
mayor capacidad de decisión e influirán la construcción de esta “nueva
sociedad”.
c) La brecha digital
resulta de las brechas sociales
Esta percepción basada en la relación causa-efecto oculta la
relación dinámica y dialéctica entre la brecha digital y las otras brechas
sociales. Se suele considerar que la diferencia en el acceso a las tecnologías
incrementará las diferencias sociales ya existentes. Es decir, que la brecha
digital implicará más desarrollo en los países, regiones y personas con mejores
oportunidades de acceso en detrimento de quienes tienen menos. Esta diferencia
se hará evidente no solo entre países, sino también dentro de cada país privilegiando
a las poblaciones con mejores condiciones económicas, políticas, sociales y
culturales.
Por cierto, la brecha digital es producto de las brechas sociales
producidas por las desigualdades económicas, políticas, sociales, culturales,
de género, generacionales, geográficas, etc.
d) Una sola brecha digital - una sola solución
Uno de los aspectos más relevantes del concepto que se analiza es
que expresa unicidad. Se habla de la brecha digital en el mundo entero, como si
existiera solo una y como si tuviera las mismas características en cualquier
tiempo o espacio social. Este es uno de los aspectos más fuertes del imaginario
que está detrás de la definición.
El problema de hablar de la brecha como una sola es que, entonces, se buscan soluciones únicas y generalizables.
El problema de hablar de la brecha como una sola es que, entonces, se buscan soluciones únicas y generalizables.
En realidad se debería de hablar de las brechas digitales, dadas
por la condición de género, edad, cultural, localización geográfica o
socioeconómica y por las combinaciones entre estos factores. De esta manera, el
abordaje conceptual, metodológico y los recursos y acciones para enfrentarlas
estarían relacionados con las condiciones específicas de las mismas.
e) La brecha digital no aparece por sí misma
Otro de los aspectos que se destacan es el carácter ahistórico del
concepto. En general, si se estudian los discursos tradicionales relacionados
con el tema de la sociedad de la información llama la atención que la mayoría
de ellos no relatan la historia que da surgimiento a la misma. En general, da
la sensación de que la sociedad de la información aparece sin que sea producto
de una dinámica social y un proceso histórico.
Parece como si la sociedad de la información se construye a partir
de la incorporación de las tecnologías y no a partir de las realidades
estructurales y las contradicciones existentes. En este sentido, se entiende
como una brecha producida por los aspectos tecnológicos, y estos aparecen en el
discurso como neutrales.
f) La individualización
Otro de los imaginarios que rodean este concepto es la
individualidad. Al realizar las mediciones de la brecha digital basándose en la
relación entre población conectada y población desconectada se estimula un uso
individual de la tecnología.
Ya de por sí, se ha estimulado el uso individualizado de la computadora en la escuela, la empresa, el Estado y otros espacios donde esta se ha integrado como parte de los recursos cotidianos. Son poco generalizadas las acciones que tratan de establecer usos colectivos de las TIC. Pero adicionalmente a esto, el concepto de brecha digital analiza la disponibilidad individualizada partiendo del supuesto de que el beneficio de una computadora es para una persona.
Ya de por sí, se ha estimulado el uso individualizado de la computadora en la escuela, la empresa, el Estado y otros espacios donde esta se ha integrado como parte de los recursos cotidianos. Son poco generalizadas las acciones que tratan de establecer usos colectivos de las TIC. Pero adicionalmente a esto, el concepto de brecha digital analiza la disponibilidad individualizada partiendo del supuesto de que el beneficio de una computadora es para una persona.
Desde algunos esfuerzos de la sociedad civil, como los telecentros
o los puntos de acceso comunitario, la reducción de las brechas digitales y la
medición de las mismas se basan en los usos colectivos de los equipos de
cómputo y estimulan y comprenden los beneficios grupales de los mismos. La
brecha digital debería referir a las capacidades/dificultades que tiene un
grupo social de utilizar las TIC como recurso común para el desarrollo de la
colectividad y la transformación de las condiciones de vida de sus integrantes.
g) Las nuevas brechas digitales
Hasta este momento se habla de la brecha digital como la
diferencia que produce en el desarrollo el tener acceso o no a las tecnologías.
Sin embargo, nuevas brechas digitales van apareciendo a medida que las TIC se incorporan en la vida social. Ya no se trata únicamente de un problema de tener acceso o no, sino de las diferencias que aparecen entre quienes ya tienen conexión.
Sin embargo, nuevas brechas digitales van apareciendo a medida que las TIC se incorporan en la vida social. Ya no se trata únicamente de un problema de tener acceso o no, sino de las diferencias que aparecen entre quienes ya tienen conexión.
No todos los que disponen de conexión tienen posibilidades de
desarrollar sus capacidades y habilidades para el teletrabajo, por ejemplo. Y
nuevamente, no por la tecnología misma, sino porque las condiciones que se
requieren para integrarse en esta nueva fuerza laboral como una educación
bilingüe, un alto manejo tecnológico, capacidades de interacción multicultural,
condiciones de inestabilidad, aptitud para trabajar de manera aislada y tomar
mayores responsabilidades vinculadas al teletrabajo, entre otras, son costosas
y difíciles de adquirir y por consiguiente no pueden ser asumidas por la
mayoría de la “población conectada”.
O tampoco por ejemplo, todas las empresas locales a pesar de tener
conexión, podrán aprovechar las ventajas de la comercialización en línea o
podrán incorporarse en las redes productivas multinacionales. Nuevamente no es
el aspecto tecnológico el que las limita sino las condiciones económicas,
sociales y culturales en las cuales se desenvuelven y las posibilidades de
desarrollar capacidades y transformar sus procesos productivos.
Agregando a esta reflexión se deja mencionada la gran discusión
sobre propiedad intelectual donde se juega el futuro del conocimiento como
derecho privado o colectivo y que tiene la potencialidad de abrir nuevas
brechas relacionadas con el acceso, uso y producción del conocimiento y la
información que viaja por la red.
Con la inserción de las tecnologías en la vida cotidiana
aparecerán nuevas brechas digitales que se refieren a las posibilidades reales
de aprovechamiento de las mismas, principalmente entre la clase media que
aunque tiene mejores condiciones de acceso que las clases más populares, no
siempre tiene todos los recursos para desarrollar las capacidades y habilidades
que les permitan aprovecharlos para transformar las condiciones actuales.
h) Inversión focalizada en infraestructura
Si se aborda la brecha digital bajo el supuesto de causalidad es
posible que los Estados, los organismos internacionales y algunas instancias de
la sociedad civil orienten los esfuerzos y recursos directamente al desarrollo
de la infraestructura y en algunos pocos casos a procesos de capacitación
técnica básica. Invertir en estos aspectos tiene además la ventaja, para
quienes lo hacen, de que es fácil hacer evidente el destino de los recursos (en
computadoras, laboratorios, conexiones, líneas, etc). Se supone que una vez que
se ha desarrollado la infraestructura el resto de los beneficios vendrán luego;
se desatarán mágicamente.
i) La brecha digital como negocio
La brecha digital entendida como brecha tecnológica únicamente y
basar su solución principal en el desarrollo de la infraestructura es sumamente
conveniente para las grandes empresas de telecomunicaciones y las productoras y
comercializadoras de equipo de cómputo.
La inversión social que implica abordar integralmente las brechas
digitales, por medio de procesos de fortalecimiento organizativo y de
desarrollo de capacidades, no representan un negocio tan importante como si es
la venta masiva de conectividad y computadoras.
j) La brecha digital - un espejismo
La discusión sobre la sociedad de la información y el conocimiento
ha estado bastante concentrada en el tema de la brecha digital y cómo
reducirla. Esto provoca un espejismo ya que disimula o minimiza la discusión
sobre los otros aspectos que implica la sociedad de la información y el
conocimiento como creación de empleo y cambios de condiciones de trabajo en
relación con las TICs, transformación de los modelos económicos y de creación
de valor, los aspectos legales, la nueva educación, la propiedad intelectual,
el conocimiento abierto etc.
Participar en los procesos de apropiación social de la
tecnología
La sociedad civil organizada, así como diferentes investigadores y
académicos, han propuesto nuevas comprensiones de este concepto, haciéndolo más
complejo y poniéndolo en contextos.
Una de las manifestaciones más claras de estas propuestas se da
dentro del marco de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información en
Ginebra, 2003 donde la sociedad civil tuvo un papel fundamental posicionando
nuevas comprensiones y conceptos que fueron desarrollados a través de procesos
participativos durante los meses anteriores a este evento. El tema de la brecha
digital también fue redefinido por la sociedad civil como puede deducirse de la
declaración final de la sociedad civil.
“Consideramos que las tecnologías pueden utilizarse como medios
fundamentales, y no así como fines en sí mismas, por lo cual reconocemos que
reducir la brecha digital es un paso más, entre otros, en el camino para
conseguir el desarrollo en favor de todos y todas.
La desigual distribución de las TIC y la falta de acceso a la información que tiene una gran parte de la población mundial, fenómenos que suelen denominarse brecha digital, son de hecho una expresión de nuevas asimetrías en el conjunto de brechas sociales existentes. Éstas incluyen las brechas entre el Norte y el Sur, los ricos y los pobres, los hombres y las mujeres, las poblaciones urbanas y rurales, aquellos que tienen acceso a la información y aquellos que carecen del mismo. Dichas disparidades pueden verse no sólo entre las diferentes culturas, sino también dentro de las fronteras nacionales. La comunidad internacional debe ejercer su poder colectivo para garantizar que los Estados adopten medidas con el fin de reducir las brechas digitales nacionales.”
La desigual distribución de las TIC y la falta de acceso a la información que tiene una gran parte de la población mundial, fenómenos que suelen denominarse brecha digital, son de hecho una expresión de nuevas asimetrías en el conjunto de brechas sociales existentes. Éstas incluyen las brechas entre el Norte y el Sur, los ricos y los pobres, los hombres y las mujeres, las poblaciones urbanas y rurales, aquellos que tienen acceso a la información y aquellos que carecen del mismo. Dichas disparidades pueden verse no sólo entre las diferentes culturas, sino también dentro de las fronteras nacionales. La comunidad internacional debe ejercer su poder colectivo para garantizar que los Estados adopten medidas con el fin de reducir las brechas digitales nacionales.”
Desde estos grupos se comprende la brecha digital a partir de las
condiciones que tienen que desarrollarse para la apropiación de las tecnologías
y para la incorporación de las mismas como una herramienta que debe ser
integrada en la vida cotidiana para transformar las realidades en un proceso
continuo. Un reflejo de esto es lo expresado por Jean-François Soupizet.
“La mínima capacidad de apropiarse de las tecnologías de la
información y de la comunicación en un contexto estructural de innovaciones
sucesivas es lo que hace la diferencia. En efecto, en un mundo en plena
globalización, este retraso amenaza con agudizar el resto de disparidades,
razón por la cual se presta especial atención a la brecha digital.”
Otra referencia a esta comprensión del concepto se puede encontrar
en la comunidad virtual Mística que tiene la virtud de unir las experiencias y
los pensamientos de investigadores y actores de la sociedad civil
latinoamericana.
“La brecha digital es una expresión de las brechas sociales.
Para comprenderla es necesario analizar las condiciones de acceso, uso y
apropiación social de las mismas y no solamente reducir su comprensión a la
infraestructura y conectividad.”
Cambiar de perspectiva para que las tecnologías estén al servicio
de las sociedades
Partiendo del análisis del concepto y de las opciones presentadas desde la sociedad civil, se propone una nueva acepción al concepto que vaya en el siguiente sentido:
Partiendo del análisis del concepto y de las opciones presentadas desde la sociedad civil, se propone una nueva acepción al concepto que vaya en el siguiente sentido:
Las brechas digitales están dadas por las posibilidades o
dificultades que tienen los grupos sociales de aprovechar colectivamente las
tecnologías de información y comunicación para transformar la realidad en la
que se desenvuelven y mejorar las condiciones de vida de sus integrantes.
Se propone que para hablar de brecha digital y de las estrategias
para enfrentarla se parta de la sociedad que soñamos y no de la tecnología. Y
que una vez definida la utopía se reflexione de cómo las tecnologías pueden
contribuir para alcanzarla. Por ejemplo, se habla de la solidaridad digital
como estrategia de reducción, sin embargo, la reflexión debería estar centrada
en cómo las tecnologías pueden apoyar la construcción de sociedades solidarias
y qué condiciones requieren los grupos sociales para utilizar las TIC para
llegar a esta aspiración. Definitivamente este cambio de enfoque transforma a
su vez la comprensión de lo que es la brecha digital.
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